Sentimental

 

Deseando amar - In the Mood For Love (2000)
Al no querer ser como los demás, terminan por no ser ellos mismos.
Una historia de un amor que no se vivió, por eso se quedo en la prisión de los recuerdos, las escenas son lentas, los espacios estrechos casi claustrofóbicos, las secuencias rotas y los tiempos se superponen como el caos y la ansiedad de pensamientos y emociones que la película deja escapar y sentir. Ella se llama Su por casualidad se cruza con Él que se llama Chow, viven en el mismo condominio, son vecinos y tienen una cosa en común: sus cónyuges son amantes. Este descubrimiento crea en ellos un sentimiento fatal: por un lado no quieren ser como sus compañeros, por eso no inician una historia de amor entre ellos, pero por otro lado se aman, su vacío común los llena, su dolor común es fuente de alegría en el encuentro y el diálogo. Su esposo y su esposa son como sombras (no se ven en la película) sus voces se escuchan por momentos como fantasmas. Es una película que te hace sentir la belleza que se viste de soledad y silencio (Su es bellamente una esteta en sus vestidos cheongsam), mientras èl quema pensamientos y emociones en el humo de sus cigarrillos. Los relojes marcan los retrasos de las dudas, los momentos de las mentiras, los tiempos de decir la verdad. Su amor flota en el aire y permanece así. La suya es una historia no vivida, porque no quisieron aceptar verse en sus compañeros, como suele pasar: despreciamos en los demás lo que sería la solución para nosotros. Ellos eligieron permanecer fieles a los infieles y así ellos también permanecieron infieles a sí mismos. Entre el miedo al "qué dirán los demás" y sentimientos de culpa infundados, su secreto muere como había dicho y querido Chow: "Si tienes un secreto realmente importante, confíalo en la grieta de un árbol secular, que lo guardará para siempre". Y así termina la película: Entre las ruinas de los templos de Angkor Wat, Camboya, Chow le confiará su secreto, su amor por esa mujer, a un agujero excavado en la pared del templo.
3 temas de la banda sonora acunan sus sueños: los violines del tema central "In the Mood for Love" de Shigeru Umebayashi y dos temas de Nat King Cole en español (quizás, quizás, quizás y Aquellos Ojos Verdes), hechos de esa sensualidad latina con su voz americana en un ambiente asiático, un verdadero contraste de melancolía de otros tiempos indistintos y casi oníricos.

LA CASA DEL LAGO (2006)
La película es un remake de Si-wor-ae (el mar), rodada en 2000 por el director coreano Lee Hyun-seung, en cambio èsta es una producción americana del 2006, que cuenta una historia sentimental en los límites de la paradoja del tiempo, desafiando el mayor paradigma de la metafísica: el tiempo y la muerte, dos dimensiones que, según las más grandes tradiciones espirituales, son conquistadas por el amor que no muere y no pasa. Kate (Sandra Bullock) y Alex (Keanu Reeves) viven en la misma casa pero nunca se han visto, porque él vivió allí en 2004 y ella en 2006, por lo que es una película donde en la práctica EL PRESENTE NO EXISTE, es decir, él está en el pasado de ella mientras ella está en el futuro de èl. Sin embargo, aunque vivan en dos líneas de tiempo diferentes, hay una magia que los une en un PRESENTE ESPIRITUAL, es decir interno, introspectivo, el de los sueños, los pensamientos, los deseos y sus sentimientos: se comunican a través del casete de letras, transmite su relación epistolar. Las letras son su eterno presente, el pensamiento que se libera del tiempo y del espacio, cada letra les llega instantáneamente, porque el amor vive sólo en el presente. El amor también te libera de la muerte, porque gracias a ella, que conocía el futuro de èl, pudieron evitar un final mortal: decir "te amo" significa "nunca morirás por mí". Obviamente la parte de ciencia ficción nos pide que no pensemos lógicamente (un poco como lo hace el amor, después de todo), porque es claro que la premisa de la historia es imposible y no vemos cómo los dos podrán llegar a encontrarse. Pero aquí es donde radica el mensaje del amor: a menudo fantaseamos con amores pasados ​​o futuros, cuando el único lugar donde el amor puede ser verdadero es el presente. De hecho, la película termina finalmente en el presente hipotético e irreal de su encuentro. Las huellas del amor son como las de la casa del lago, las del perro, símbolo de la intuición y del instinto psíquico, que une a los protagonistas, huellas imborrables en el tiempo y el espacio.

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